viernes, 24 de julio de 2009

¿Por qué viajar a Malinalco?

¡Qué bellos lugares tiene México!, esta afirmación escuchada en diversas ocasiones fue el pretexto ideal para que Nadia (mi novia) y yo decidieramos irnos a descansar a un lugar tranquilo y económico (nada tuvo que ver que Andy estuviera vacacionando en  Europa), así salimos del D.F. el 11 de julio a la 6 p.m. de la central de autobúses de Observatorio partimos hacia Malinalco, después de 2 hrs. de andar puebleando por la carretera llegamos a nuestro Hotel "Puerta del Sol" que se encuentra pasando los primeros arcos de la carretera como a 5 min. del Club de Golf.


Esa noche dejamos las cosas en la habitación y salimos al centro, después de una larga explicación de como podíamos llegar al centro por auto (mismo que no llevábamos) el joven de la recepción se dio cuenta que nos ibamos a ir caminando entonces nos dijo que caminando 2 cuadras por la calle atrás del hotel podiamos llegar a la calle que nos sacaba al centro.


Yo decidí no caminar dos cuadras y a la primera comenzamos a bajar, es muy bello el piso empredado pero como te duelen los pies después de varios metros caminados, en fin llegamos al centro y buscamos donde cenar, el sitio que escogimos fue un restaurante frente al kiosko "Los placeres") donde por recomendación de una buena compañera de trabajo (Eli) decidí probar la pechuga cocinada en hoja santa y rellena de plátano macho, acompañado de arroz y nopal. El lugar tiene una pared decorada con una réplica de los frescos del convento, la gran diferencia es que ahí están a color y el ambiente a media luz, bueno más bien es con poca iluminación estilo hippie-buena onda, de hecho iban a tener un evento musical al cual no estabamos invitados y no nos quedamos pero por poco nos amanecemos ahí porque para que nos trajeran la cuenta, bueno fue un reto.


También nos tocó ver la molestía de un comensal porque una fotógrafa irresponsable mientras esperaban la cuenta y un vaso de agua (ahí nos dimos cuenta que el servicio estaba muy lento) tomaba fotografías al mural abusando del flash y lastimando los ojos de quiénes nos tocó estar a un lado, la verdad es que con que avisara que iba a tomar la foto no hubiera causado molestías pero aparte le daba risa dejarnos todos lampareados, nosotros no le hicimos mucho caso pero el comensal a nuestro costado armó tremendo pancho que ni lo dejó disfrutar su cena ni dejó en paz al mesero hasta que le pusieron un alto (como de 5 min.)

Nuestra cuenta llegó, pagué y nos marchamos dejando al comensal con su coraje y a la inconsciente tomando fotos solo para molestar. Para quitarnos el mal sabor de boca nos fuimos por la tradicional nieve Malinalli, lamentablemente no había de tequila pero si comimos de mango y de mamey.


El Domingo por la mañana nos paramos temprano, nos llevamos las llaves de la habitación porque no había nadie en recepción (situación que se repitió hasta nuestro regreso) pero antes hubo que pelear  porque nos pusieran agua caliente porque la quitaban sin previo aviso. Esto en la ciudad me hubiera puesto de malas pero ahí lo tomé con buen humor (gracias a Nadia) y fuimos a desayunar barbacoa en el mercado del centro. Como era temprano decidimos recorre el convento del Divino Salvador de Malinalco construido con piedras de los templos indígenas  en el año 1543 (nada raro en aquellos años) y cuyo mayor tesoro son los frescos que decoran parte de su fachada que representan plantas, animales, guirnaldas y agustinos realizadas por los indígenas de la zona.


En lo que es el camino central del jardín por donde se entra a la iglesia al centro se encuentra una cruz que representa el encuentro del mundo indígena y cristiano con muestras de la talla de plantas, guirnaldas y de Jesús. Saliendo fuimos por otra nieve, aún no tenían de Tequila así que volví a probar la de mango.


Después de un breve paso por el módulo (mesa de madera) de información para recibir las claras indicaciones de como llegar al sitio arqueológico cuya importancia es muy relevante ya que se trata de un conjunto de templos monolíticos (tallados sobre la piedra de los cerros) únicos en Latinoamérica. El más impactante de todos es sin duda el santuario de de los Guerreros Águila y Jaguar. Para llegar a él se tienen que subir 437 escalones y durante el ascenso se puede apreciar la vegetación del lugar así como algunas aves que circundan los cerros vecinos.


Ya arriba se puede ver la grandeza de aquellos pueblos que por ignorancia y codicia fueron destruidos, perdón conquistados y colonizados por nuestros hermanos españoles porque aunque no somos ni aztecas ni españoles provenimos de la fusión de las dos culturas. Bueno ya en el sitio conocimos a Martín, un lugareño amante de sus raíces y que sin pertenecer al INAH nos ofreció una magnifica explicación sobre el sitio, templos y la ceremonias que ahí se practiban.


La historia siempre me ha apasionado y visitar los sitios arqueológicos son experiencias que agradezco pero la manera de narrar los hechos, contar lo que muchos ignoramos y recrear las enseñanzas de los que algún día vivieron ahí fue una experiencia llena de energía. Nos narró como los españoles quedaron maravillados con los avances que presentaban las nuevas tierras que exploraban. La filosofía del guerrero (mal llamado caballero) águila o jaguar era superior espiritualmente a la de los conquistadores, para ellos el subir los 13 peldaños hacía el santuario era una representación simbólica de ascender los:


 "13 niveles del universo" - Libro: Malinalco Orígenes Autor: Martín


Se cuentan de la base hacia arriba sin contar la plataforma propia del santuario:


Y representan a la Tierra, la Luna, el cielo donde se mueve todos los planetas, el más venerado era Venus conocido como Ketzalcoatl (Quetzalcoatl) la primera estrella de la mañana y de la tarde. El Sol (Tonatiu), La vía láctea - Mishkoatl (Mixcoatl) -Hasta aquí los 4 primeros peldaños - y los cielos donde moran los dioses a partir del quinto al decimoprimero. Del decimosegundo al decimotercero se considera uno solo y ahí ni los dioses han llegado ya que de ahí nace el espíritu del cosmos Yowalli (Yohualli).


Regresando a la ceremonia, ya que el guerrero había llegado se topaba que la entrada estaba decorada como si fuera las fauces de un serpiente con una lengua biperina tallada en la piedra como si fuera un tapete y a los costados los colmillos y entrar en las fauces era como volver a la madre naturaleza enfrentando a la muerte. Dentro del santuario se sentaban sobre una figura de un águila y se realizaban perforaciones en diferentes partes del cuerpo para ofrecer como regalo a los dioses lo más preciado que era su sangre.


Al terminar el ayuno y la consagración salían transformados en guerreros (YAOTL) águila-jaguar, los que se decían eran de ánimo invencible, aunque no cualquier hijo de vecino llegaba a serlo primero tenía que vencer su primer enemigo, el NEKOK YAOTL (el guerrero de si mismo) y luego tener las siguientes cualidades:


  • Sabio y prudente
  • Amoroso y animoso
  • Osado, valiente y humilde


Como pueden leer esto es una filosofía que hoy podría ser comparada con otros pensamientos y filosofías que coinciden que el "El Lobo del hombre es el hombre".

Cuando terminó su platica Martín quedé impactado por un momento me trasladé a aquellos tiempos, imaginé todo y sin duda tengo que lograr ser un Yaotzin Kua'tli Ocelotl (Venerable guerrero águla-jaguar) y vencer a mi Nekok Yaotl.


Después de tomar más fotografías del lugar, descendimos los 437 escalones y decidimos pasar al Museo Universitario "Dr. Lus Mario Schneider" donde tuvimos la fortuna de observar un pequeño homenaje a un artesano cuyas creaciones son unos hermosos rebosos. Recorrimos el museo observando que en el pueblo por barrio tienen alguna iglesia, los tipos de plantas de la región, una maqueta del convento, ofrendas y vasijas al dios Ehecatl (dios del viento). Y lo más maravilloso fue ver una réplica del santuario de los guerreros en el que si pudimos entrar y ver las 3 esculturas de águilas y 1 de ocelotl o jaguar.


Del museo salimos con mucha hambre pero antes pasamos por una tienda de artesanías en madera hermosas, y ahí Nadia se llevó varias cositas para su casa, comimos unos ricos tacos de cecina, compramos unos exquisitos polvorones que por cierto se convirtieron en nuestra cena y sin problema alguno volvimos a degustar una nieva ahora de guanabana (nadia) y yo de Limón con Tamarindo y chile.


Ahí acabamos de recorrer Malinalco, los demás días nos dedicamos a descansar, eso no nos impidió ir a Chalma (no a bailar porque está a 10 min.) comprar rosarios y pulseras con buenas vibras, unas ricas palanquetas de cacahuate y por su puesto visitar la iglesia del Señor de Chalma. Cuanta energía se concentra en ese lugar, que bárbaro. Ir a buscar un lugar de pinturas rupestres conocido como "los diablitos", aunque no dimos con él debido a que no había señalización y según la explicación de un lugareño ya estaban grafiteados y que teníamos que seguir el río. WTF!


Comimos en un restaurante llamado "Ehecatl", comimos riquísimo Nadia devoró una sopa azteca y un filete de trucha con ensalada en tanto que yo me comí un consome de pollo y una trucha Ehecatl, con mejor servicio.Al final de estas vacaciones descubrimos que tanto Malinalco y Chalma son dos lugares que se pueden visitar perfectamente en un fin de semana por su cercanía, ellos guardan secretos, historias y mucha energía. Aunque con cierta tristeza dejé las nieves para un mejor momento (y miren que me hubiera gustado traerles mucha) era necesario una hielera bien equipada para que aguanten el viaje de regreso.


Termino este no breve relato de la misma manera en que Martín terminó el suyo en el santuario, con un grito que espero muchos hagan suyo cuando visiten lugares mágicos como Malinalco: VIVA MÉXICO!

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