martes, 13 de noviembre de 2018

El día que vi a Stan Lee.





Era 1996, tenía 18 años y tenía como tres años que había conocido mi primer tienda de cómics oficial llamada COMICASTLE poco tiempo después conocería COMIC S.A., MANTICORA COMICS entre otras. Es ahí donde además de los cómics conozco algunos fanzines y revistas impresas en blanco y negro donde daban las noticias del momento. Hoy en día contamos con sitios web, foros y redes sociales para estar informados por esta razón suena arcaico e incluso retrogrado pero así funcionaba el mundo en aquellos años, es en COMICASTLE (ahora FANTÁSTICO) donde me entero que habrá un convención de cómics llamada CONQUE y cuyo invitado estelar era nada más y nada menos que STAN LEE.

Debo confesar que a mis 18 años estaba más interesado en los ilustradores que en las historias y sus escritores pero obvio sabía quién era Stan Lee, él junto con Steve Ditko creo a mi superhéroe y tejedor de tela de araña favorito. Así que me preparé mentalmente para ese día, la verdad es que no me imaginaba que iba a haber tanta gente formada, yo creí que la entrada iba a ser muy sencilla, los cómics no son tan conocidos era mi mayor argumento y que lo más complicado sería conseguir su autógrafo (¡fui muy inocente!). Nunca imaginé que hubiera tanto comiquero en esta ciudad pero el gran quetzalcoatl que formaba la fila para entrar al recinto fue impresionante e inolvidable.

Iba acompañado de mi hermano menor y él iba más en busca de cosas de los caballeros del zodiaco (era el boom del anime y el manga en México) pero al ver tanta gente creímos que jamás lograríamos entrar a tiempo para ver a Stan Lee. Pero la suerte existe y aunque había gente que llevaba horas esperando entrar, hubo algunos afortunados que entraron y lograron conseguir el autógrafo de Stan Lee en el número especial que regalaron. Este no fue mi caso, mi suerte mejoró cuando me topo con Leonardo Olea (hoy en día famoso emprendedor, diseñador y colorista) después de unos minutos de platicar y medio ponernos al día le conté que quizás no entraría por la cantidad de gente que había, me dijo con su característica desfachatez: tú sígueme que yo ahorita hago que pasemos, obvio no le creí. Lo que no sabía era que él era expositor en la CONQUE.

Nos encaminamos a la entrada, las miradas de los que estaban formados las podíamos sentir a nuestras espaldas conforme avanzábamos, nos acercamos como pudimos a la puerta de acceso, entre empujones, gritos y mentadas de madre pudimos llegar, no alcancé a oír lo que les dijo Olea porque estaba tratando de no perder a mi hermano entre tanta gente, al final solo escuché: “ellos vienen conmigo” y un “apúrense que quieren dar portazo”. Hice caso, jalé a mi hermano de un brazo y con la mirada recelosa de asistentes y staff del evento logramos entrar.

Y así como apareció Olea, se desapareció, ya adentro el ambiente era otro, se sentía la emoción de estar en una convención de cómics (imaginaba que así sería entrar a la COMIC CON) pero también se sentía el nerviosismo del staff por todo lo que ocurría afuera, la sensación de que darían un portazo y que un mar de gente llenaría el recinto en segundos era inminente sobretodo porque pegado a la entrada estaba el stand donde Stan Lee estaba dando autógrafos, rodeado de seguridad que controlaba la fila de personas que esperaban su turno. Sabía que no conseguiría meterme a la fila y que me firmara algo lo que fuera, ya que no llevaba nada para firmar, grave error porque ingenuamente yo solo quería verlo.


Y en efecto, lo conocí y lo vi de cerca. Ya era un señor grande, de pelo canoso pero con los lentes que lo caracterizaban en varias fotos que logré ver impresas en los cómics de NOVARO y EDITORIAL VID. Como no tenía programa pues no sabía a que hora sería su conferencia, me mantuve cerca de su stand. No paso mucho tiempo cuando se les informo a los que estaban formados que la sesión de firmas había concluido, la frustración se reflejo en sus rostros y de ahí todo sucedió muy rápido, organizadores y seguridad encaminaron a Stan Lee hacia el auditorio para que diera su conferencia, uno de ellos me invito a moverme de forma algo brusca para no interferir con el trayecto de tan distinguida celebridad, “ni que fuera a taclearlo de la emoción”.

Poco tiempo después se abrieron las puertas y la gente comenzó a entrar, yo evité el tumulto y comencé a recorrer los stands que estaban ahí para ver sus productos, grave error porque el auditorio se llenó y ya no pude entrar a la conferencia, lo único que atinaba a pensar era “lo vi de cerca, debí de levantarme más temprano y llevar un cómic para que lo firmara”. Debo aclarar que no llevaba mucho dinero, quizás para un cómic y el pasaje de regreso así que solo miré lo que ofrecían, mi ignorancia era absoluta en muchos sentidos y temas; uno de ellos fue no conocer y reconocer al señor de ropa veraniega y con un bigote que emanaba una personalidad propia, al inigualable Sergio Aragonés, quién al ver mi mirada de “¿Quién es ese don? ¿Dibuja en Mad? y ¿Por qué viste así? se limitó a sonreírme, me hizo un ademán de acercarme y al ver que no iría (por pura pena, eso de morder el rebozo se me da naturalmente), sonrío de nuevo y regresó su mirada al papel donde comenzaba un dibujo.

Así, recorrí los stands junto a mi hermano, al final compré un par de cómics viejos que estaban a buen precio, sin más salimos del recinto y así fue como terminó mi día.

Este texto originalmente lo escribí para que con mucha fortuna apareciera publicado en la revista de la CONQUE de hace dos años cuando por última vez vino Stan  "the man" Lee a México, hoy me da gusto compartir esta anécdota que forma parte de mi vida y de dicha convención ya que el día de ayer falleció Stan, hecho que me afectó más de lo que creía.

Nuff said!

P.D.1 Ese cierre me gusta más que su ya famoso Excelsior!

P.D.2 Me encuentran y leen en twitter como @alxelder